A principios del siglo 17, el imperio de España colonizó vastas extensiones de las Américas. James I de Inglaterra sabía que debía actuar con rapidez si quería establecer sus propias colonias y fue bajo el mando del aventurero John Smith que un asentamiento Inglés se estableció permanentemente en el Nuevo Mundo. Muchos de los colonos sufrieron de hambre, enfermedades y murieron. Smith trató de iniciar relaciones comerciales con los nativos pero ellos lo tomaron prisionero. Pero una joven indígena llamada Pocahontas le rogó al jefe Powhatan por su perdón. Posteriormente Pocahontas sirvió como mediador entre las dos culturas, asegurando la supervivencia de la colonia. Cuando Smith se vio obligado a regresar a Inglaterra, los colonos le dijeron a Pocahontas que él había muerto. Ella eventualmente se casó con un inglés, quien la llevó de regreso a Inglaterra. En los círculos de sociedad, se reencontró con John Smith quien para su sorpresa seguía vivo.